
Desperté temprano en la mañana después de una extraña noche, hacia mucho frió me vestí con ropa muy abrigada y salí, en ese mismo instante comenzó a llover muy fuerte pero igualmente camine tranquilamente mientras mil gotas de agua muy frías caían sobre mi.
Que relajante! Camine largas horas pensativo, hasta que llegue a la casa de una amiga que había conocido en la universidad.
toque la puerta de su apartamento y en unos cortos segundo abrió.
-Disculpe estoy algo ocupada-Me miro extrañada-¿Te Conozco?
-Si, soy Ricardo. ¿Puedo pasar?- Abrió por completo la puerta y me dejo entrar, mire el lugar con atención, en las paredes habían colgadas varias armas.
-Siéntase como en casa-
-¿Por que las armas?-
-Por protección-
-¿De quien te proteges?-
-De esos malditos virus- La mire extrañado... muy extrañado y confundido.
-¿Me contarías mas de esos virus?- me señalo con la mano hacia un mueble de semi-cuero, me sente y comenzamos a charlar.
-Ellos son virus... el mas fuerte es el 23, se meten dentro de ti y te hacen hacer cosas que no quieres.. tu por favor no me hagas nada... se que los tienes dentro de ti- La mire extrañado..
-¿Como lo sabes?
-Tus ojos lo dices, no son tus ojos... están dentro de ellos...
-¿Que?
-Si estan alli...
Me levante algo asustado y agarre una de las armas que estaban en las pareces, un gran machete, ella no volvio la mirada para ver que hacia y desde atras con todas mis fuerzas levante el machete.
-Por favor, no dejes que te controlen-
-Hago lo que quiero y lo que debo- era una voz diferente a la mia, y de repente no supe nada y solo vi el machete clavado en su cabezo.
-Que hice?
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